miércoles, 21 de enero de 2009

Jugando con el tiempo: Nacer para morir

Imaginad, existir por primera vez un segundo antes de morir... y después, vivir.

Aprender lo que es la vida cuando deberías pensar en dejarla, morir.

Aprender lo que es amar cuando ya deberías haber amado, sentido y soñado con encontrar a tu otra mitad.

Saber lo que es tener la vida por delante, cuando el resto comienza a sentir que no le quedan más oportunidades.

Dejar de aprender, cuando los demás comienzan a intentar entenderlo todo.

Ver la infancia como el final, cuando el resto del mundo la ve como el principio.

Y ver desparecer a quienes comparten tu vida mientras tú deberías nacer...


El hombre tenía las mejillas inusualmente tersas, el pelo corto y cobrizo y unos deslumbrantes ojos; debería tener 73 años pero solo eran 23 cuando la foto fue tomada. ¿Cómo de natural debió de ser su vida? existiendo en este mundo con su propio tiempo y contra el tiempo de los demás.

Muchas veces me pregunté cómo se sentiría brotando casi yermo al mundo y sabiendo que lo dejaría en un esplendor que solo había visto pero no vivido. Después de leer los versos de su última carta puedo hacerme una idea, un tanto inexacta, del hombré que aún amo. Pero se que la amargura que pueden exhalar esas palabras que cuentan su vida... no son él, no todo él. Marcelo pudo disfrutar de su madurez cuando su cuerpo era más ágil, cuando la experiencia de su vida ya le había permitido entender lo que otros llegan a vislumbrar ajados y secos; entónces pudo vivir una perfecta juventud.

La ironía de la ironía es que lo que a mis ojos siempre me pareció diferente, para él era natural. ¿Cómo es vivir al revés? sería como vivir del derecho si al fin y al cabo no se conoce otra cosa. Hay tantas maneras de vivir la vida que ésta no debería haberme parecido disntinta. Al fin y al cabo Marcelo recorrió el camino que le había tocado recorrer.

A mí, la vida, me va susurrando poco a poco que tengo que dejarla, morir ahora; y casi como un insulto se lo susurra también al bebe que tengo en mis brazos. Sonrosado, pequeño, de pelo cobrizo y ojos deslumbrantes. Y sin emabrgo esta muy quieto, no llora... tan solo me mira, me mira como si hicera años que nos conocemos... y así es.

"¿Cómo es morir cuando debería nacer?" se preguntó Marcelo mientras la miraba fijamente acurrucado en sus brazos. Sentía que su cuerpo se despedía, que a pesar de haber rejuvenecido y empequeñecido, había alcanzado el principio y final de la vida y su cuerpo perfecto y sonrosado le dejaría marchar a pesar de las apariencias.

"Y cómo es morir cuando debería nacer?" Marcelo ya sabía la respuesta...

Miró por última vez a la mujer mayor y cansada que le observaba sonriente y pensó finalmente que no podía saberlo, puesto que él moría cuando debía morir. Y mientras ella exhalaba su último suspiro, Marcelo lo hizo también: nació para morir y dejó de respirar.

2 comentarios:

C.S dijo...

Hola siento escribirlo tan tarde pero con tanto estudio se me había ido la pinza... sorry!

Pasaroslo bien esta tarde :)

eye in the sky dijo...

jo tía, qué depresión. Pero es guay!!! alucinante total