jueves, 24 de junio de 2010

A la salud de todos los infieles a sí mismos

...y prometo, prometo que nada será eternamente igual, prometo repetir mis errores hasta que se harten de mí; prometo aprender bien todos los pecados capitales y practicar el deseo de reincidir a la vez que de enmendarme; prometo no olvidarme del dolor ni de la sensación que deja éste cuando se va; prometo no dejar nunca de embriagarme de emociones, de sentir la efervescencia de una corriente eléctrica creciendo a través de mis muslos, de mi columna vertebral, de mi nuca; prometo que el aire volverá a faltarme en el pecho, prometo que mis manos temblarán de nuevo, que cada milímetro de mi piel se erizará, que el miedo y el asombro poblarán mis ojos una vez más, y otra; prometo recordar que el ansia de vivir existe, que hay un hambre que sólo se aplaca al devorar el mundo a mordiscos; prometo no abandonar nunca mi instinto animal, el deseo feroz y violento, tener las garras y los dientes siempre bien afilados; prometo que estallaré en risas y en llantos a la menor ocasión, que mis actos serán irracionales y mis pensamientos sensatos; prometo seguir buscándome, no importa en dónde ni en quién.
Y si no me encuentro, al menos tendré la certeza de que cumplí una de mis promesas.

3 comentarios:

C.S dijo...

ME ENCANTA ME FASCINA! cuando lo lei sólo pude decir "wow!" y me alegro mucho de que me hayas hecho caso y lo hayas colgado, porque lo merecía, es un texto estupendo, con un título estupendo! :))))))

Daniel Rosselló Rubio dijo...

brutal sara!! vitalidad en estado puro!!

Wiz dijo...

Precioso, Sara. Impresionante ;)